Un grave episodio ocurrió recientemente en la ciudad boliviana de Bermejo, situada frente a la localidad salteña de Aguas Blancas, donde una mujer fue de Tucumán, luego de robar, según la acusación realizada, recibió el castigo por su ilícito por parte de los comerciantes bolivianos. La suma sustraída ascendería a unos cinco millones de pesos argentinos, según consignaron medios locales como El Tribuno de Salta y Diario Panorama.
El hecho refleja el clima de creciente tensión social entre comerciantes y presuntas bandas delictivas que operan en ambos márgenes de la frontera entre Argentina y Bolivia, donde las actividades ilícitas se desarrollan con frecuencia en medio de la informalidad y escasa intervención estatal.
Todo comenzó cuando una mujer, oriunda de Tucumán, fue señalada como parte de una organización dedicada a cometer robos en la zona comercial fronteriza. De acuerdo con la víctima del robo, un grupo de personas ingresó a su local simulando ser clientes. Mientras algunos distraían su atención, otros sustrajeron un bolso con el dinero. El botín fue rápidamente transferido entre los involucrados y desapareció entre la multitud, sin dejar rastros.
Horas después, la mujer fue ubicada en un sector conocido como La Petrolera, en las afueras de Bermejo. Allí fue interceptada por un grupo de vecinos y comerciantes que, sin esperar intervención policial, decidieron hacer justicia por mano propia. La situación derivó en un linchamiento: la acusada fue golpeada, despojada de sus prendas hasta quedar en ropa interior, le cortaron el cabello con elementos improvisados y fue arrastrada por la vía pública, mientras le exigían a gritos que devolviera el dinero robado.
Todo esto ocurrió a plena luz del día, frente a numerosos testigos y cámaras de celulares que captaron la escena, la cual se viralizó rápidamente en redes sociales. Según diversos testimonios, efectivos policiales estaban presentes en el lugar pero no intervinieron.
En paralelo, más comerciantes se acercaron a realizar denuncias formales en su contra, asegurando que la mujer habría participado en otros hechos delictivos similares ocurridos en las últimas semanas.
El caso generó controversia y reacciones divididas. La dueña del comercio robado, en declaraciones radiales, expresó su malestar por lo que considera una desprotección a las víctimas. “Esa mujer va a tener tres abogados: uno de oficio, uno del Consulado argentino y otro de Derechos Humanos, mientras yo tengo que pagar uno para poder hacer la denuncia”, manifestó con indignación.
Por su parte, los familiares de la detenida denunciaron que fue víctima de tortura y exigieron que se garanticen sus derechos y se respete el debido proceso judicial, independientemente de las acusaciones. Ante la repercusión del caso, el Consulado argentino en Bolivia intervino para velar por su integridad y garantizar asistencia consular.
El caso pone en evidencia no solo la fragilidad institucional en zonas de frontera, sino también el deterioro del tejido social ante la inseguridad y la falta de respuestas efectivas, que derivan en prácticas de justicia por mano propia cada vez más frecuentes y peligrosas.
Pablo Jurado
19 de diciembre de 2021 en 21:50
Saludos queridos amigos…Dios siga bendiciendo la hermosa familia que formaron…!!!!
juan
20 de diciembre de 2021 en 16:59
Gracias Pablo por tus comentarios. Un abrazo grande
Monica
20 de diciembre de 2021 en 14:21
Que linda nota ! Esto sí hay que compartirlo y festejarlo. 👏👏👏👏 Y muchos dirán. Pobres como aguantaron….Pero no saben que SON TAN DICHOSOS. SON FELICES PORQUE DECIDIERON PONER SU AMOR EN las MANOS de DIOS. Son una hermosa Familia. Sus niños lo reflejan todo el tiempo. Bendecidos para bendecir.
juan
20 de diciembre de 2021 en 16:58
Muchisimas gracias Mónica, por comentar y sumarte con tus palabras. Seguro ellos lo leerán. Gracias.