Los vecinos de un sector de las 47 hectáreas en el barrio Alto Comedero, San Salvador de Jujuy, expresaron su profunda preocupación por los constantes episodios de inseguridad que enfrentan a diario. Un residente, en particular, destacó que prácticamente todas las viviendas de la zona han sido víctimas de robos, señalando que, en algunos casos, los ladrones han ingresado hasta en cuatro ocasiones. La situación ha generado un clima de temor generalizado entre los habitantes, quienes aseguran que viven “enrejados” dentro de sus propias casas, sin poder caminar tranquilos por las calles o dejar sus viviendas sin la preocupación constante de ser víctimas de un delito.

“Vienen drogados y son menores de edad y nos miran las casas y ante una salida, te desvalijan todo. Pero lo peor es que así como los agarran, al otro día salen”, señaló una vecina.

Ante estos hechos, los vecinos han denunciado que, a pesar de sus repetidos llamados a la Seccional 63 de la Policía, dependiente de la regional 7, la respuesta es limitada debido a la falta de recursos y personal. Consideran que la zona se ha convertido en un “espacio liberado” para la delincuencia, sin la presencia adecuada de las fuerzas de seguridad que pueda contrarrestar esta problemática. Esto ha aumentado la sensación de abandono y vulnerabilidad en el sector.

“Llamé a la policía, y núnca llegaron”, dijo otra vecina, quién se mostró desamparada, y pidió respuestas.

Los residentes también manifestaron su malestar ante la desigualdad en la calidad de vida, argumentando que, mientras en otros barrios se puede circular sin miedo, ellos están atrapados en una realidad de constante inseguridad. En este sentido, hicieron un llamado urgente al ministro de Seguridad de Jujuy, Guillermo Corro, y al intendente de San Salvador de Jujuy, Raúl “Chuli” Jorge, para que brinden soluciones concretas. Entre los reclamos más insistentes figuran la mejora de la iluminación en algunas calles y la limpieza de los yuyarales, ya que estas condiciones facilitan el ocultamiento de los delincuentes y agravan aún más la situación.

Daniel Alemán, de 42 años, vive en la localidad de Manantiales, Puesto Viejo, junto a su esposa y sus cuatro hijos. Desde 2022, la familia enfrenta una situación difícil tras el diagnóstico de cáncer de útero de su esposa, un hecho que cambió radicalmente sus vidas.

“Mi esposa empezó a tener dolores que le afectaban el caminar, y tuve que pedir permisos para estar con ella. Eso me dejó sin empleo, pero no iba a dejarla sola”, comentó Daniel.

A medida que la enfermedad avanzaba, las prioridades de Daniel cambiaron. Hoy en día, aunque las cosas han empezado a reacomodarse, sigue buscando un empleo estable para poder mantener a su familia y cubrir los costosos tratamientos médicos de su esposa. Aunque realiza trabajos esporádicos, el ingreso no es suficiente para las necesidades diarias y médicas que enfrentan.

Con lágrimas en los ojos, Daniel confesó que nunca imaginó que su familia atravesaría por una situación tan dura, pero destacó que, a pesar de todo, están más unidos que nunca. La lucha diaria ha fortalecido los lazos familiares, y a pesar de las adversidades, Daniel no pierde la esperanza de encontrar un trabajo que le permita brindar estabilidad a su familia y seguir acompañando a su esposa en esta difícil batalla.

“Mi esposa empezó a tener dolores que le afectaban el caminar y tuve que pedir permisos para estar con ella pero eso me dejó sin empleo. Pero yo no iba a dejarla sola”, sintetizó Daniel.

“Mi esposa empezó a tener dolores que le afectaban el caminar, y tuve que pedir permisos para estar con ella. Eso me dejó sin empleo, pero no iba a dejarla sola”, comentó Daniel.

A medida que la enfermedad avanzaba, las prioridades de Daniel cambiaron. Hoy en día, aunque las cosas han empezado a reacomodarse, sigue buscando un empleo estable para poder mantener a su familia y cubrir los costosos tratamientos médicos de su esposa. Aunque realiza trabajos esporádicos, el ingreso no es suficiente para las necesidades diarias y médicas que enfrentan.

El pasado 22 de agosto, estudiantes y docentes del Colegio Secundario N° 31, ubicado en Santa Ana, Departamento Valle Grande, llevaron a cabo la 6ta marcha evocativa y quema simbólica en honor al 212º aniversario del Éxodo Juje.

A partir de las 19:30 horas, el pueblo comenzó a congregarse en la Avenida San Martín y la calle Central, donde el personal del colegio ofreció mate cocido con bollos caseros a los asistentes. A las 20:00 horas, el Dr. Manuel Belgrano, interpretado por el estudiante Mateo Choque, leyó el Bando acompañado por un representante religioso. Concluida la lectura, se dio la orden de partida, y los habitantes de Santa Ana recorrieron las calles del pueblo hasta llegar al sector sur.

En las mediaciones del colegio, los estudiantes, con la colaboración de sus docentes, habían construido un pequeño caserío que representaba diversas dependencias de la época, como un almacén, una casa de comidas, un lugar de reuniones, un establo y la casa del Dr. Bustamante. Los estudiantes recibieron a locales y turistas en sus construcciones, respondieron preguntas y fueron evaluados por los jurados designados para la ocasión.

Una vez que todas las casitas, realizadas con palos y tejidos con paja brava utilizando técnicas ancestrales, fueron visitadas, se procedió a su quema simbólica. Posteriormente, todos los presentes fueron invitados al salón del Colegio Secundario N° 31, donde disfrutaron de una velada artística organizada por el área de Ciencias Sociales, que incluía danzas, coro y una dramatización.

Durante el evento, se entregaron premios al curso ganador en las categorías de construcción y presentación interna. El primer premio fue para los estudiantes de 3er Año, quienes representaron la Casa Bustamante, y el segundo premio fue otorgado a los estudiantes de 2do Año, quienes representaron una casa de co.

La jornada concluyó con el agradecimiento y la invitación por parte de la Directora para que todos los asistentes participen en la conmemoración del próximo.

Autores: alumnos de la institución Colegio Secundario N° 31 de Santa Ana, Valle Grande, Jujuy.