En días de crisis mundial y, sobre todo en los países en desarrollo como Argentina, dónde convulsiona seguidamente con manifestaciones en las calles, por diferentes pedidos y reclamos, como si de una olla a presión se tratase. Quedan muchas preguntas sin obtener la respuesta que muchos desean. Por un lado la relativa calma y tranquilidad social, económica y política y por otro lado, la estabilidad estatal.
Los discursos de los dirigentes políticos o de las fuerzas más representativas (por ahora) de la nación Argentina, son algunos mas elocuentes que otros. Hasta persuaden con su oratoria y psicología política. Pero también delatan que cuando el titanic se hunde, todos hacen leña del árbol caído.
La gran mayoria dice que aman al pueblo argentino, que harían todo para que la gente mejore su estar, y los sacaría adelante. Pero, ningún gesto de trabajar con el contrincante, aparece. Como si de una pelea de niños se tratase, todos se encaprichan y se abandonan, sabiendo que el que termina pagando el plato roto, es el argentino.
He escuchado de coaliciones, pero como se vive entre contrincantes, opositores y oficialistas, nadie quiere ceder por que la corona se cae al piso y eso es humillante para algunos.
Alguien dijo: “tenemos los políticos que nos merecemos”. No sé que tan cierto sea esto. Tenemos los funcionarios que elegimos, de las pocas opciones que nos quedan, se acerca más.
Ciertamente, si tanto amor se pregona por parte de todos los frentes o todos aquellos que dicen amar a los argentinos y, que tienen el poder de hacer algo, ¿por que no lo demuestran con otros gestos?
Observo desde una base cristiana lo que sucede, y para nada refleja lo que dice hasta la biblia, en un país que tiene como base institucional el cristianismo. El amor al otro, que el amor todo lo espera, todo lo cree, todo lo soporta y núnca deja de ser.
Ojalá, algún día nos encontremos con dirigentes que si amen a la gente más que a sus propios egos y salgamos de una buena vez, de estas situaciones de descontrol y pongamos la casa en orden.
By: Juan Ramón Quispe