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B. Stamateas: “La frustración es buena porque nos da piel de rinoceronte y nos genera pensamiento creativo”

Foto: Facebook

En una entrevista brindada por Bernardo S. en el 2018 a infobae, habló sobre temáticas que afectan a los argentinos en el diario vivir y que hoy en casi post pandemia, siguen estando presentes. Stamateas propone reconocer y aceptar los miedos, enfrentarlos cada día y lanzarse a la búsqueda de la plenitud tanto en lo laboral como en lo personal, fortaleciendo la estima y la confianza en nosotros mismos con la elección de pensamientos orientados a la acción.

Cada vez más se consulta por estos temas en los que Bernardo fue uno de los precursores al tratarlos y se ve reflejado no solo en sus obras sino en sus talleres cada vez más concurridos. Lleva años recorriendo el país con un solo lema: transformar el “no me animo” en “yo puedo” para hacer realidad nuestros proyectos y sueños.

 ¿Qué sería ser ansioso?

-La ansiedad es una emoción que nos acelera. Nos lleva del punto A al punto B. Suponete que estamos tomando un café en Aeroparque, charlando cómodamente y nos olvidamos de embarcar, nos llaman y salimos corriendo al avión. Eso es la ansiedad del punto A al punto B. Pero una vez que te sentás en el avión dejás de correr, si dentro del avión seguís corriendo, eso es ansiedad patológica. Es una emoción que nos acelera y esa emoción es necesaria cuando hay que acelerarnos. El problema está cuando internamente vivimos corriendo.

¿Va acompañada del miedo?

-Sí. La diferencia con el miedo es que el miedo es específico. El miedo es: tengo miedo a la vejez, a la muerte, a un perro, tengo miedo social a ser rechazado. Mientras la ansiedad es una emoción general. Me preocupa algo y no sé bien qué. Estoy intranquilo, como que algo va a pasar. Básicamente yo definí la ansiedad como un choque entre dos relojes, o sea, el reloj externo y el reloj interno. El interno va más rápido que el externo. Entonces, a la persona la citan a las ocho de la mañana para una entrevista y se despierta a las cuatro. Lo que sucede en la ansiedad es que la persona se hace preguntas hipotéticas, ¿y si me enfermo? ¿y si pierdo el trabajo? ¿y si no tengo un hijo?

-Vivir de supuestos…

-Exactamente. Y a esos supuestos le agrega un pensamiento catastrófico. Seguro me va a ir mal, nadie me va a querer, me voy a morir. Ese pensamiento catastrófico potencia a la ansiedad. Es decir, diríamos de la ansiedad que es una pregunta hipotética con una respuesta catastrófica que a su vez realimenta una nueva pregunta, que a su vez realimenta una nueva respuesta. Y eso empieza afectar la salud. Puede hacer que la persona empiece a olvidarse cosas, a sentirse cansada, agotada, hasta puede llevar a un ataque de pánico.

-Hasta se podría hacer realidad, ¿no?

-Sí. La profecía autocumplida. Efectivamente. Si a vos te dicen ‘mirá, te leí en la mano que a vos a los 40 años te puede pasar no sé cuánto’, y vos te sugestionás, ese día saliste y te acordaste de esa profecía, te agarra ansiedad y te lleva a la hipervigilancia y te pisa un camión. Vos decís se cumplió, bueno, las palabras tienen poder.

-¿Por qué la ansiedad es el mayor problema de los argentinos?

-Nosotros nos enfermamos por muchas causas y una de las causas es la cultura. La cultura es generadora de determinadas enfermedades cíclicas. Por ejemplo, ataque de pánico en los pueblos no hay, es un problema de las grandes ciudades. Antes el estrés no era un gran problema, hoy lo es. La cultura es un gran bazar de ideas de donde nosotros vamos tomando algunas. Es la construcción de determinadas enfermedades. Sumémosle a eso los problemas de familia, la dificultad de tolerancia, la necesidad de tener todo ya, de olvidarnos de los procesos. Un adolescente dice ‘quiero lograr esto’, quiere el suceso pero no ve el proceso, que para llegar a que suceda tiene que haber un desarrollo antes.

-¿Eso lleva a menos tolerancia a la frustración?

-Exactamente. Entonces la persona no soporta el no. Ve el obstáculo como una señal de abandono. Fui a estudiar, cursé una materia, me fue mal, yo dejo, no es para mí. El otro día me decía una mamá: a mi hija le fue mal en la facultad y dejó la materia. Le digo: que apruebe y que después abandone. Hay que irse en el éxito. En el éxito no se va nadie.

-Es difícil…

-Es más difícil pero no hay que irse en la derrota. La frustración no es mala, tiene mal marketing. La frustración es buena porque nos da piel de rinoceronte y nos genera pensamiento creativo. Cuando vos tenés un hijo y está aburrido, no le des el celular, el ipad, ¿qué puede hacer para entretenerse, para divertirse? La frustración tiene que ser una fuente de pensamiento creativo.

-¿Cómo se hace para no caer en pensamientos negativos?

-Pararnos en nuestras fortalezas. Pensar en el currículum de batallas ganadas. ¿En qué cosas yo soy bueno? Yo le digo a la gente que no tiene trabajo: ‘ya tenés trabajo, tu trabajo es buscar trabajo’. Lo segundo es: cuando vayas a responder preguntas, no vayas a responder preguntas, andá a vender tus fortalezas y mostrá cómo lo que sabes hacer va ayudar a la empresa. Parate en las fortalezas porque autoestima no es yo puedo, yo valgo, yo sé. Autoestima es sé qué puedo y qué no puedo. Sé qué me sale bien y qué me sale mal. Y como me veo en totalidad, sobre lo que no sé puedo pedir ayuda, puedo decir: ‘no sé, ayúdame’. Entonces, gestiono mis debilidades y mis fortalezas. Lo que tenemos que hacer es pararnos siempre en las fortalezas.

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Affranchino: “Todo empieza con una oración y un pacto con Dios”. Finalizó el Congreso Cristiano en el Estadio Federación

Affranchino: “Todo empieza con una oración y un pacto con Dios". Finalizó el Congreso Cristiano en el Estadio Federación

Durante una de las plenarias más desafiantes del Congreso Cristiano Internacional Jujuy 2025, el pastor Bernardo Affranchino compartió un mensaje profundo y confrontador en el último día de plenaria. Comenzó reflexionando sobre la historia del pueblo de Israel, señalando que, tras casi 400 años de esclavitud en Egipto, aunque habían salido físicamente, el Egipto interior —la mentalidad de esclavitud— aún permanecía en ellos.

Affranchino enfatizó que solo Dios tiene el poder de dar al ser humano un corazón para entender, ojos para ver y oídos para oír, tomando como base Apocalipsis 11:2, donde el Señor le habla al apóstol Juan a sus 80 años. “El paso del tiempo no garantiza sabiduría. Los años por sí solos no otorgan entendimiento espiritual”, afirmó.

Tuvo también un momento especial para honrar y bendecir a los mayores de 70 años, recordando que, aunque el sistema los margina, en el Evangelio no existe el retiro. “Mientras haya aliento, hay propósito”, señaló.

Luego habló sobre la autoridad espiritual, explicando que la palabra vara representa ese principio, y llamó a los presentes a levantarse del estado en el que se encuentran. “Cuando Dios va a hacer algo sobrenatural, el ambiente de fe es crucial”, expresó, y criticó la falsa esperanza en los gobernantes para transformar la nación: “Eso le corresponde a la iglesia. No somos perfectos, pero portamos Su presencia por medio de la gracia y la consagración”.

Afirmó que la consagración es el camino para capturar la presencia de Dios, y animó a quienes luchan en silencio: “Aunque las cosas no me salgan, lo estoy dando todo”. Y advirtió: “Hoy podemos entrar en Su presencia sin morir, pero Dios espera santidad de parte nuestra”.

Recordó que somos un cuerpo, y como dice la Escritura, el hierro con hierro se afila. “Tu hermano te raspa porque te forma”, ilustró. Habló sobre el valor del sacrificio, y  agregó: “Dios está sobre todo, pero hay situaciones dónde nuestra decisión permitirá ver si algo sucede o no. Por ejemplo, cuántos se salvarán en Jujuy depende de si los cristianos predican o no. ¿Quién oirá si nadie les predica?”

Llamó a ir hasta el último metro, hasta el último día, y explicó que el patio (parte externa del tabernáculo), según Apocalipsis, representa estar fuera de la santidad, y allí opera el número del diablo: tres y medio, símbolo de una sociedad sin Cristo.

Dijo que cada vez que se predica, ese ‘tres y medio’ se transforma en siete, y destacó el rol de los dos testigos como luz y unción. Afirmó que es necesario que las congregaciones permanezcan en el templo , pero también deben salir a la calle. “Jesús se movía: iba donde estaba la gente, los bendecía, los sanaba, y luego predicaba. Nosotros debemos hacer lo mismo: ir a la ciudad, bendecir, sanar y predicar”.

“No arrugues, bancátela”, animó con firmeza, “porque el infierno está en contra de lo que hacemos. Pero lo enfrentamos, lo reprendemos, lo vencemos en el nombre de Jesús y avanzamos”.

Afirmó que es necesario reparar mediante la guerra espiritual e intercesión, y remarcó: “Nadie puede amar Jujuy más que los jujeños. ¡Bendigan su tierra! Sean portadores de los pies que bendicen la ciudad”.

Clamó: “¡Señor, danos ojos para ver lo que está escondido y deshacer las obras del infierno!”. Insistió en que es urgente interceder más, discipular la ciudad como si fuera una persona, y pactar con Dios.

También habló sobre la economía del Reino: “El que da será engrandecido. Pero soltá, repartí, bendecí, porque eso abre cadenas de bendición”.

Finalmente, planteó una pregunta poderosa: “¿Hasta dónde llega el altar?”. Y respondió: “Hasta donde la gente adore. Desde el altar, debemos ir a la calle y participar activamente en la vida de la ciudad: en la industria, en el comercio, en la comisaría. La iglesia tiene que gobernar con principios del Reino”.

Y concluyó con una frase que resonó en todo el estadio:
“Todo empieza con una oración, con un pacto con Dios”.

Por Juan Quispe

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Affranchino: “Cada cosa relevante que vas a alcanzar, tiene una pérdida primero”

Affranchino: "Cada cosa relevante que vas a alcanzar, tiene una pérdida primero"

La tercera jornada  del Congreso Cristiano Internacional Jujuy 2025, organizado por el Templo Bíblico Maranatha Central, estuvo marcada por un mensaje profundo y revelador a cargo del pastor Bernardo Affranchino, quien ministró ante un estadio Federación de Básquet colmado por familias, jóvenes y delegaciones llegadas de distintos puntos del país.

Con un enfoque bíblico cargado de sabiduría, historia personal y revelación, Affranchino comenzó su exposición estableciendo una cronología de tres mujeres fundamentales en la historia del pueblo de Israel: Sara, Rebeca y Raquel. A través de sus vidas, trazó un paralelismo con la realidad cotidiana de muchos creyentes, destacando que en la vida—independientemente de los años que se tenga como cristiano—hay momentos de victorias y derrotas, de ganancias y pérdidas, y que cada experiencia tiene un propósito divino si se transita de la mano de Dios.

Apoyándose en el Libro de Génesis, el pastor explicó que, aun dentro de las líneas hereditarias o mandatos familiares, el orden puede romperse cuando el propósito de Dios lo requiere. Puso como ejemplo a José, hijo de Jacob, quien —en un acto de generosidad y visión— decidió que su legado llegue a sus propios hijos, Manasés y Efraín, los nietos de Jacob. Esa acción fue interpretada como un acto de redención familiar, un quiebre de patrones y una expresión de amor por las próximas generaciones.

Affranchino sostuvo con firmeza que si no se rompen las fortalezas y cadenas que habitan en las estructuras familiares que not tienen a Cristo en el control, estas continuarán repitiéndose generación tras generación. Su mensaje fue un llamado a que cada creyente tome responsabilidad espiritual sobre su linaje, permitiendo que Dios intervenga y sane lo que muchas veces se arrastra en silencio.

Hacia el final, compartió parte de su propio testimonio personal, relatando con sinceridad las dificultades que enfrentó en los comienzos de su matrimonio, especialmente al intentar conseguir su primera vivienda. Mostró así una faceta humana, sensible y cercana, dejando en claro que la fe no elimina los procesos, pero sí los llena de propósito. “A veces creemos que porque somos cristianos, todo será inmediato. Pero Dios obra en su tiempo, no en el nuestro. Y muchas veces lo que hoy no entendemos, será la bendición para nuestros hijos o nietos”, expresó.

Con esta plenaria, el Congreso continúa desafiando a los participantes a mirar más allá de las circunstancias presentes y a confiar en que Dios siempre tiene un plan más grande, incluso cuando el proceso parezca silencioso.

Así se vivió la última conferencia del pastor Bernardo Affranchino en el Congreso Internacional Cristiano Jujuy 2025.

Por Juan Quispe

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Belart, Sensini, y Affranchino, buscaron despertar la pasión por Cristo, en el Congreso Cristiano Internacional en Jujuy

Belart, Sensini, y Affranchino, buscaron despertar la pasión por Cristo, en el Congreso Cristiano Internacional en Jujuy

El Congreso Internacional Cristiano Jujuy 2025, organizado por el Templo Bíblico Maranatha Central, vivió una mañana de sábado con una intensa y edificante tercera jornada en el Estadio Federación de Básquet de San Salvador de Jujuy. La jornada incluyó tres conferencias, en las que los asistentes pudieron sumergirse en mensajes profundamente espirituales, cargados de sabiduría, dirección y presencia de Dios.

Cada predicador trajo una revelación particular, evidenciando cómo el Espíritu Santo se movió de manera única en cada intervención, alcanzando corazones y trayendo claridad sobre el llamado, la vocación y el propósito de vida en Cristo.

Uno de los primeros en compartir la Palabra fue el pastor Bernardo Affranchino, proveniente de Buenos Aires, quien exhortó a la congregación a vivir en conexión constante con Dios. Inspirado en la historia de Abraham, destacó cómo su obediencia y pasión por buscar a Dios lo convirtieron en su amigo. “Dios también nos busca y anhela pasar tiempo con nosotros, no sólo nosotros con Él”, expresó Affranchino. Enfatizó que no se trata solo de estudiar o asistir a eventos, sino de experimentar la presencia de Dios de forma viva y real: “A Dios se lo vive, no solo se lo estudia”.

Luego fue el turno del pastor Carlos Belart, de la iglesia Cita con la Vida, en Córdoba, quien ofreció un mensaje profundo sobre el llamado ministerial, haciendo referencia al legado del apóstol Juvenal García. Belart trazó una distinción entre ser amigo y ser hermano en la fe, y sostuvo que la iglesia no se edifica sobre opiniones, sino sobre vocaciones, es decir, lo que Dios piensa y no lo que los hombres comentan. “El crecimiento incomoda”, afirmó, explicando que cuando una iglesia avanza, enfrenta desafíos, oposiciones y responsabilidades. También compartió experiencias con políticos de distintos tiempos, destacando que no es la cantidad de seguidores lo que engrandece un propósito, sino la altura del llamado divino.

La tercera conferencia matutina estuvo a cargo del pastor Oscar Sensini, de Rosario (Santa Fe), quien cerró con un mensaje centrado en la gratitud, el fruto y el cuidado del cuerpo de Cristo. Subrayó que para dar fruto verdadero es necesario cuidarnos unos a otros y permitir que el Espíritu Santo sea quien nos alimente espiritualmente. “Sabio es el que gana almas”, citó con convicción, y remarcó que la doctrina bíblica es lo que nos da identidad en Cristo. Sensini también hizo un fuerte llamado a la unidad y al amor, destacando que debemos valorar a cada persona por el precio que Cristo pagó por ella. En un momento de gran impacto, concluyó: “Debemos ser anticuerpos que restauren la iglesia, no elementos que la dañen”.

Así, con una jornada cargada de unción, enseñanzas poderosas y corazones abiertos, el Congreso avanza hacia su última etapa con gran expectativa y gratitud por todo lo vivido.

Cada conferencia tuvo su propia particularidad, ya que Dios se fue moviendo en cada detalle ante aquellos congresistas que llegaron de todo el país.

Por Juan Quispe

 

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