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Intendentes y gobernadores al fín controlados. El Ministerio de Economía abrió tres posibles caminos: la devolución del dinero al Estado nacional, terminarlas en menos de 120 días o que otros se hagan cargo de ellas.

Foto: Control de las obras públicas a intendentes y gobernadores

Están bajo la lupa 951 proyectos que forman parte del plan Argentina Hace, cuyo saldo casi llega a $600.000 millones, según fuentes oficiales.

uego de la parálisis, el capítulo de la obra pública abre una nueva historia de tensión entre el Gobierno, los gobernadores y los intendentes. El conflicto lleva forma de billetera, porque el Ejecutivo empezó a reclamar el dinero pagado por proyectos que recibieron plata de Nación, pero cuyos plazos originales no se cumplieron.

En el Boletín Oficial, el Ministerio de Economía publicó la Resolución 452/2024, que estipula tres caminos posibles para las provincias o municipios en cuestión: la devolución del dinero, finalizar las obras en 120 días con financiamiento nacional o hacerse cargo de ellas con fondos propios.

“Se considera necesario dejar sin efecto determinados programas que se llevan adelante en la órbita de este Ministerio que no responden a los criterios de eficiencia en el funcionamiento del sector público que este contexto requiere”, firmó en dicha normativa el ministro de Economía, Luis Caputo, a quien responde la Secretaría de Obras Públicas.

El programa al que la resolución alude es “Argentina Hace”, una iniciativa lanzada por la gestión de Alberto Fernández el 9 de marzo de 2020 para ejecutar trabajos “de infraestructura” en 2300 municipios de todo el país. Según un relevamiento realizado por la actual administración, cuando llegaron al poder había 951 obras pendientes de este programa, cuyos saldos con municipios ascendían a $598.522 millones.

En esta historia hay distintos actores, porque a través del plan “Argentina Hace” se firmaban convenios entre el Gobierno, las provincias y los municipios que estipulaban diferentes roles: el Ejecutivo financiaba las obras y los gobernadores o intendentes se encargaban de las licitaciones y de todo el trabajo que los proyectos demandasen en territorio.

Fuentes oficiales describieron a LA NACION que, en su mayoría, se trata de obras menores que no justificaban la intervención del Estado Nacional. Un ejemplo de esto es la construcción de techos para piletas municipales, vestuarios para un club, baños en cementerios, arreglos de cunetas, veredas o pistas de skate.

La distribución geográfica de este tipo de trabajos, que antes se catalogaban como “de infraestructura” y ahora se los denomina de “baja envergadura”, muestra una gran concentración en el Área Metropolitana de Buenos Aires, Córdoba y sur de Santa Fe.

La ubicación de estas obras inconclusas muestra un dato: con qué gobernadores o intendentes el Gobierno deberá negociar la devolución del dinero, el traspaso de la obra o la continuidad sin ningún tipo de cambio dentro del funcionamiento del convenio.

En ese sentido, la resolución del Ministerio de Economía comenzó a fijar los términos y condiciones de esas conversaciones por las obras sin terminar del plan “Argentina Hace”.

“De mediar incumplimiento de la provincia, municipio y/u otro ente ejecutor a las obligaciones asumidas en el convenio respectivo, deberá corroborarse si se han adoptado las medidas pertinentes a los fines de procurar la corrección de dicha irregularidad y, en su caso, adoptarlas y eventualmente proceder a recuperar los fondos correspondientes”, indica el textual de la resolución oficial. En palabras más sencillas, esto significa que el Gobierno nacional abrió la posibilidad de que le devuelvan el dinero girado a las jurisdicciones por obras que registraran incumplimientos o irregularidades. En la misma normativa se explicó que los fondos reembolsados serán actualizados según la Tasa Activa del Banco Nación para evitar la licuación inflacionaria de los recursos.

Dentro de los términos y condiciones de la continuidad de las obras, el Gobierno también incluyó un apartado de “motosierra” en el segundo artículo de la resolución. Allí, aclaró en qué instancia el Gobierno puede retirarse de su rol como financista de la obra: “Una vez transcurrido un plazo de seis (6) meses posteriores al cumplimiento del plazo, quedará sin efecto el plan “Argentina Hace”.

A propósito de plazos, las obras cuya asistencia financiera se decidiera continuar tendrán un período máximo de 120 días para finalizarse. A su vez, en la resolución también se contempló que la provincia, municipio o cualquiera fuera el ente ejecutor evalúe “la pertinencia de adoptar las medidas que correspondan a los fines de asumir la ejecución de la obra sin asistencia financiera” del Gobierno nacional.

En caso de no detectar incumplimientos o irregularidades, el Ministerio de Economía estipuló que “deberá analizarse la viabilidad de que la provincia, el municipio y/u otro ente ejecutor asuma el financiamiento de la obra sin asistencia financiera”.

Esto último implicaría el traspaso del proyecto y, en consecuencia, la desafectación de responsabilidades del Estado Nacional. Esos acuerdos comenzaron a ser firmados con algunas obras. De hecho, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, lleva firmadas actas de estas características con Jujuy, Neuquén, Chubut, Entre Ríos, Mendoza, Córdoba, Salta, Catamarca y Tucumán.

 

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Affranchino: “Todo empieza con una oración y un pacto con Dios”. Finalizó el Congreso Cristiano en el Estadio Federación

Affranchino: “Todo empieza con una oración y un pacto con Dios". Finalizó el Congreso Cristiano en el Estadio Federación

Durante una de las plenarias más desafiantes del Congreso Cristiano Internacional Jujuy 2025, el pastor Bernardo Affranchino compartió un mensaje profundo y confrontador en el último día de plenaria. Comenzó reflexionando sobre la historia del pueblo de Israel, señalando que, tras casi 400 años de esclavitud en Egipto, aunque habían salido físicamente, el Egipto interior —la mentalidad de esclavitud— aún permanecía en ellos.

Affranchino enfatizó que solo Dios tiene el poder de dar al ser humano un corazón para entender, ojos para ver y oídos para oír, tomando como base Apocalipsis 11:2, donde el Señor le habla al apóstol Juan a sus 80 años. “El paso del tiempo no garantiza sabiduría. Los años por sí solos no otorgan entendimiento espiritual”, afirmó.

Tuvo también un momento especial para honrar y bendecir a los mayores de 70 años, recordando que, aunque el sistema los margina, en el Evangelio no existe el retiro. “Mientras haya aliento, hay propósito”, señaló.

Luego habló sobre la autoridad espiritual, explicando que la palabra vara representa ese principio, y llamó a los presentes a levantarse del estado en el que se encuentran. “Cuando Dios va a hacer algo sobrenatural, el ambiente de fe es crucial”, expresó, y criticó la falsa esperanza en los gobernantes para transformar la nación: “Eso le corresponde a la iglesia. No somos perfectos, pero portamos Su presencia por medio de la gracia y la consagración”.

Afirmó que la consagración es el camino para capturar la presencia de Dios, y animó a quienes luchan en silencio: “Aunque las cosas no me salgan, lo estoy dando todo”. Y advirtió: “Hoy podemos entrar en Su presencia sin morir, pero Dios espera santidad de parte nuestra”.

Recordó que somos un cuerpo, y como dice la Escritura, el hierro con hierro se afila. “Tu hermano te raspa porque te forma”, ilustró. Habló sobre el valor del sacrificio, y  agregó: “Dios está sobre todo, pero hay situaciones dónde nuestra decisión permitirá ver si algo sucede o no. Por ejemplo, cuántos se salvarán en Jujuy depende de si los cristianos predican o no. ¿Quién oirá si nadie les predica?”

Llamó a ir hasta el último metro, hasta el último día, y explicó que el patio (parte externa del tabernáculo), según Apocalipsis, representa estar fuera de la santidad, y allí opera el número del diablo: tres y medio, símbolo de una sociedad sin Cristo.

Dijo que cada vez que se predica, ese ‘tres y medio’ se transforma en siete, y destacó el rol de los dos testigos como luz y unción. Afirmó que es necesario que las congregaciones permanezcan en el templo , pero también deben salir a la calle. “Jesús se movía: iba donde estaba la gente, los bendecía, los sanaba, y luego predicaba. Nosotros debemos hacer lo mismo: ir a la ciudad, bendecir, sanar y predicar”.

“No arrugues, bancátela”, animó con firmeza, “porque el infierno está en contra de lo que hacemos. Pero lo enfrentamos, lo reprendemos, lo vencemos en el nombre de Jesús y avanzamos”.

Afirmó que es necesario reparar mediante la guerra espiritual e intercesión, y remarcó: “Nadie puede amar Jujuy más que los jujeños. ¡Bendigan su tierra! Sean portadores de los pies que bendicen la ciudad”.

Clamó: “¡Señor, danos ojos para ver lo que está escondido y deshacer las obras del infierno!”. Insistió en que es urgente interceder más, discipular la ciudad como si fuera una persona, y pactar con Dios.

También habló sobre la economía del Reino: “El que da será engrandecido. Pero soltá, repartí, bendecí, porque eso abre cadenas de bendición”.

Finalmente, planteó una pregunta poderosa: “¿Hasta dónde llega el altar?”. Y respondió: “Hasta donde la gente adore. Desde el altar, debemos ir a la calle y participar activamente en la vida de la ciudad: en la industria, en el comercio, en la comisaría. La iglesia tiene que gobernar con principios del Reino”.

Y concluyó con una frase que resonó en todo el estadio:
“Todo empieza con una oración, con un pacto con Dios”.

Por Juan Quispe

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Affranchino: “Cada cosa relevante que vas a alcanzar, tiene una pérdida primero”

Affranchino: "Cada cosa relevante que vas a alcanzar, tiene una pérdida primero"

La tercera jornada  del Congreso Cristiano Internacional Jujuy 2025, organizado por el Templo Bíblico Maranatha Central, estuvo marcada por un mensaje profundo y revelador a cargo del pastor Bernardo Affranchino, quien ministró ante un estadio Federación de Básquet colmado por familias, jóvenes y delegaciones llegadas de distintos puntos del país.

Con un enfoque bíblico cargado de sabiduría, historia personal y revelación, Affranchino comenzó su exposición estableciendo una cronología de tres mujeres fundamentales en la historia del pueblo de Israel: Sara, Rebeca y Raquel. A través de sus vidas, trazó un paralelismo con la realidad cotidiana de muchos creyentes, destacando que en la vida—independientemente de los años que se tenga como cristiano—hay momentos de victorias y derrotas, de ganancias y pérdidas, y que cada experiencia tiene un propósito divino si se transita de la mano de Dios.

Apoyándose en el Libro de Génesis, el pastor explicó que, aun dentro de las líneas hereditarias o mandatos familiares, el orden puede romperse cuando el propósito de Dios lo requiere. Puso como ejemplo a José, hijo de Jacob, quien —en un acto de generosidad y visión— decidió que su legado llegue a sus propios hijos, Manasés y Efraín, los nietos de Jacob. Esa acción fue interpretada como un acto de redención familiar, un quiebre de patrones y una expresión de amor por las próximas generaciones.

Affranchino sostuvo con firmeza que si no se rompen las fortalezas y cadenas que habitan en las estructuras familiares que not tienen a Cristo en el control, estas continuarán repitiéndose generación tras generación. Su mensaje fue un llamado a que cada creyente tome responsabilidad espiritual sobre su linaje, permitiendo que Dios intervenga y sane lo que muchas veces se arrastra en silencio.

Hacia el final, compartió parte de su propio testimonio personal, relatando con sinceridad las dificultades que enfrentó en los comienzos de su matrimonio, especialmente al intentar conseguir su primera vivienda. Mostró así una faceta humana, sensible y cercana, dejando en claro que la fe no elimina los procesos, pero sí los llena de propósito. “A veces creemos que porque somos cristianos, todo será inmediato. Pero Dios obra en su tiempo, no en el nuestro. Y muchas veces lo que hoy no entendemos, será la bendición para nuestros hijos o nietos”, expresó.

Con esta plenaria, el Congreso continúa desafiando a los participantes a mirar más allá de las circunstancias presentes y a confiar en que Dios siempre tiene un plan más grande, incluso cuando el proceso parezca silencioso.

Así se vivió la última conferencia del pastor Bernardo Affranchino en el Congreso Internacional Cristiano Jujuy 2025.

Por Juan Quispe

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Belart, Sensini, y Affranchino, buscaron despertar la pasión por Cristo, en el Congreso Cristiano Internacional en Jujuy

Belart, Sensini, y Affranchino, buscaron despertar la pasión por Cristo, en el Congreso Cristiano Internacional en Jujuy

El Congreso Internacional Cristiano Jujuy 2025, organizado por el Templo Bíblico Maranatha Central, vivió una mañana de sábado con una intensa y edificante tercera jornada en el Estadio Federación de Básquet de San Salvador de Jujuy. La jornada incluyó tres conferencias, en las que los asistentes pudieron sumergirse en mensajes profundamente espirituales, cargados de sabiduría, dirección y presencia de Dios.

Cada predicador trajo una revelación particular, evidenciando cómo el Espíritu Santo se movió de manera única en cada intervención, alcanzando corazones y trayendo claridad sobre el llamado, la vocación y el propósito de vida en Cristo.

Uno de los primeros en compartir la Palabra fue el pastor Bernardo Affranchino, proveniente de Buenos Aires, quien exhortó a la congregación a vivir en conexión constante con Dios. Inspirado en la historia de Abraham, destacó cómo su obediencia y pasión por buscar a Dios lo convirtieron en su amigo. “Dios también nos busca y anhela pasar tiempo con nosotros, no sólo nosotros con Él”, expresó Affranchino. Enfatizó que no se trata solo de estudiar o asistir a eventos, sino de experimentar la presencia de Dios de forma viva y real: “A Dios se lo vive, no solo se lo estudia”.

Luego fue el turno del pastor Carlos Belart, de la iglesia Cita con la Vida, en Córdoba, quien ofreció un mensaje profundo sobre el llamado ministerial, haciendo referencia al legado del apóstol Juvenal García. Belart trazó una distinción entre ser amigo y ser hermano en la fe, y sostuvo que la iglesia no se edifica sobre opiniones, sino sobre vocaciones, es decir, lo que Dios piensa y no lo que los hombres comentan. “El crecimiento incomoda”, afirmó, explicando que cuando una iglesia avanza, enfrenta desafíos, oposiciones y responsabilidades. También compartió experiencias con políticos de distintos tiempos, destacando que no es la cantidad de seguidores lo que engrandece un propósito, sino la altura del llamado divino.

La tercera conferencia matutina estuvo a cargo del pastor Oscar Sensini, de Rosario (Santa Fe), quien cerró con un mensaje centrado en la gratitud, el fruto y el cuidado del cuerpo de Cristo. Subrayó que para dar fruto verdadero es necesario cuidarnos unos a otros y permitir que el Espíritu Santo sea quien nos alimente espiritualmente. “Sabio es el que gana almas”, citó con convicción, y remarcó que la doctrina bíblica es lo que nos da identidad en Cristo. Sensini también hizo un fuerte llamado a la unidad y al amor, destacando que debemos valorar a cada persona por el precio que Cristo pagó por ella. En un momento de gran impacto, concluyó: “Debemos ser anticuerpos que restauren la iglesia, no elementos que la dañen”.

Así, con una jornada cargada de unción, enseñanzas poderosas y corazones abiertos, el Congreso avanza hacia su última etapa con gran expectativa y gratitud por todo lo vivido.

Cada conferencia tuvo su propia particularidad, ya que Dios se fue moviendo en cada detalle ante aquellos congresistas que llegaron de todo el país.

Por Juan Quispe

 

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