Es claro, como el día a día, se convierte en un reto para llegar con los gastos y las compras necesarias. Familias que entran en peleas por que no les alcanza y, otros, que venden sus adquisiones para poder costear gastos de créditos del año pasado, o post pandemia, dejan en evidencia una crisis económica que crece a pasos agigantados en todos los sectores.
Los alquileres aumentaron entre un 80% a un 100% en febrero y la ley de alquileres cayó en un mal momento. Sin embargo, muchos al no poder comprar un terreno, o pensar en una casa, piensan en vivir una vida alquilando. Por ello la demanda no baja y casi el 50% del sueldo, se va en esta parte.
La calidad de vida se deteriora al paso de las subas de los productos esenciales. Muchas personas compran lo justo y miran las góndolas calculando si les va a alcanzar o no.
Por otro lado, los intereses en las tarjetas es exhorbitante y pornográfico. Un pago al contado, o con tarjeta, que cuesta 20 mil pesos, en tres pagos, se transforma en 27 mil pesos.
La nueva actualidad y política económica, destruye la economía familiar y la supervivencia es moneda corriente.