La situación cada vez golpea más a las familias argentinas. El valor de los productos se encarece al paso de la inflación, pero el salario se mantiene por debajo de las subas.
Es real que no hace falta que un INDEC o DIPEC proyecte números para darnos cuenta que todo sigue subiendo sin control.
Sin embargo, esa distancia entre el ciudadano asalariado e independiente, lejos está del funcionario que no puede mejorarle la vida a sus representados.
Algunos datos brindados por comedores barriales, señalan que adultos mayores, buscan leche, antes que comida. Algo que en cualquier supermercado, lleva un valor interesante.
Otro dato es que, algunas familias, llegan hasta pedir medicamentos. Hablando así de un riesgo de salud que no se pueden costear de manera particular.
Por ello, cada vez el ciudadano se va distanciando de su representante político. La evidencia de que no se están haciendo las cosas bien, seguramente, se verán reflejadas en las elecciones.