La tercera jornada del Congreso Cristiano Internacional Jujuy 2025, organizado por el Templo Bíblico Maranatha Central, estuvo marcada por un mensaje profundo y revelador a cargo del pastor Bernardo Affranchino, quien ministró ante un estadio Federación de Básquet colmado por familias, jóvenes y delegaciones llegadas de distintos puntos del país.
Con un enfoque bíblico cargado de sabiduría, historia personal y revelación, Affranchino comenzó su exposición estableciendo una cronología de tres mujeres fundamentales en la historia del pueblo de Israel: Sara, Rebeca y Raquel. A través de sus vidas, trazó un paralelismo con la realidad cotidiana de muchos creyentes, destacando que en la vida—independientemente de los años que se tenga como cristiano—hay momentos de victorias y derrotas, de ganancias y pérdidas, y que cada experiencia tiene un propósito divino si se transita de la mano de Dios.
Apoyándose en el Libro de Génesis, el pastor explicó que, aun dentro de las líneas hereditarias o mandatos familiares, el orden puede romperse cuando el propósito de Dios lo requiere. Puso como ejemplo a José, hijo de Jacob, quien —en un acto de generosidad y visión— decidió que su legado llegue a sus propios hijos, Manasés y Efraín, los nietos de Jacob. Esa acción fue interpretada como un acto de redención familiar, un quiebre de patrones y una expresión de amor por las próximas generaciones.
Affranchino sostuvo con firmeza que si no se rompen las fortalezas y cadenas que habitan en las estructuras familiares que not tienen a Cristo en el control, estas continuarán repitiéndose generación tras generación. Su mensaje fue un llamado a que cada creyente tome responsabilidad espiritual sobre su linaje, permitiendo que Dios intervenga y sane lo que muchas veces se arrastra en silencio.
Hacia el final, compartió parte de su propio testimonio personal, relatando con sinceridad las dificultades que enfrentó en los comienzos de su matrimonio, especialmente al intentar conseguir su primera vivienda. Mostró así una faceta humana, sensible y cercana, dejando en claro que la fe no elimina los procesos, pero sí los llena de propósito. “A veces creemos que porque somos cristianos, todo será inmediato. Pero Dios obra en su tiempo, no en el nuestro. Y muchas veces lo que hoy no entendemos, será la bendición para nuestros hijos o nietos”, expresó.
Con esta plenaria, el Congreso continúa desafiando a los participantes a mirar más allá de las circunstancias presentes y a confiar en que Dios siempre tiene un plan más grande, incluso cuando el proceso parezca silencioso.
Así se vivió la última conferencia del pastor Bernardo Affranchino en el Congreso Internacional Cristiano Jujuy 2025.
Por Juan Quispe