Pasa el tiempo y lo que se escucha en los diferentes tipos de discursos de los políticos es queja tras queja por las medidas a nivel nacional. Sin embargo, a la hora de definir adónde apretar, lo hacen en los más débiles.
En años, nuestra provincia, en manos de los justicialistas y otro tiempo en manos de los radicales, no han podido levantar al ciudadano de su meseta productiva.
Para nada se ha escuchado una reducción de sueldos o secretarias, o coordinaciones.
Las empresas de transporte continúan con unidades básicas sin cambios o mejoras.
Los caminos no mejoran. La falta de obra pública, hoy no puede ser tapada con maquillajes, porque ya no se puede por el daño que conlleva.
El costo político no lo quiere pagar nadie, pero indirectamente, lo van a pagar.
Todos quieren quedar bien con Dios y con el diablo, pero alguien paga la fiesta y definitivamente no es la política, sino la gente.
La gente contrata a un politico para mejorarle la vida. Este político mejora su vida y empeora la del contratador.
El reino del revés.