Debemos alejarnos de la gente tóxica. Si vienen por una cuadra, cruzar a la otra. Si se sientan en una mesa de un restaurante, irnos a otra.
“No somos salvadores de nadie”. Si los tóxicos son familiares, amigos o gente del trabajo, se debe usar las dos palabras más poderosas que tenemos: SI Y NO. Marcamos territorio y les enseñamos a los demás cómo queremos que nos traten, por que la gente nos trata como fuimos tratados. El que te agrede, te está haciendo saber como fue agredido. El que te tiene envidia, te está haciendo saber de las frustraciones que recibió.
Poner límites.
Saber que tenemos derecho a equivocarnos, a creer lo que creemos, a cambiar de opinión, a juntarnos con quienes queremos. Recuperar nuestro derecho, el control remoto de nuestro mundo emocional es fundamental.
El tóxico/a, primero te estudia y si te ve, vulnerable, si te ve que te cuesta poner límites, que sos medio codependiente, o baja estima, o inseguro/a TE VAN A ABUSAR.
Pero si invertimos en el capital más valioso que tenemos, que es nuestro mundo interno, nuestro espíritu y lo llenamos de gente positiva, de gente que nos añada valor a nuestra vida, si ponemos pensamiento de fe a nuestra vida, y más si sabemos que en la agenda divina fuimos diseñados para que nos vaya bien, para disfrutar de la vida y NOS DAMOS ESE PERMISO, ES probable que la gente tóxica se aleje y la gente positiva se acerque.
Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=9mbqhQmtavQ&t=84s&ab_channel=BernardoStamateasresponde
