La realidad sigue superando la ficción. Los aumentos son constantes y ante una pequeña mejora, ya un elemento de necesidad, equipara lo ganado.
El humor en la calle se alinea a las palabras de “todo sube” y “no llego con lo que gano”. El trabajador privado y el del estado, atraviesan uno de los momentos más críticos en este inicio de año.
Mientras sube la carne, los comestibles y los servicios necesarios, la campaña por las elecciones 2023, se priorizan en todos los sectores políticos y en la agenda mediática.
Los cargos por ocupar en este año, vienen con posiciones para todos. Pero la agenda pública, está muy lejos de los maquiabélicos desenlaces que nos estamos acostumbrando a visualizar.
Muchos de los que aspiran a cargos, son personas que deberían ser atravesados por una máquina para detectar sus verdaderas intenciones y a la par, un sistema que, ante falsas expectativas, lograra erradicarlo y sacarlo vergonzosamente para que no vuelva hasta que encuentre el mejoramiento de cabeza que necesita.
La realidad es otra. El sistema está dañado. Por más que alguien tenga buenas intenciones, el sistema arrastra pudredumbre por todos lados.
Juan Ramón Quispe.
