En esta ocación, los delincuentes, sin piedad, se llevaron una manguera de 20 metros, que para ellos es importante, ante lo poco que tienen. Cierran un año con mucho dolor, ya que ese instrumento de limpieza y abastecimiento para preparar la merienda, lo adquirieron vendiendo comida para acompañar a los 400 niños que buscan una taza de mate para sus cuerpos.
“Es un momento muy triste. Nos cuesta adquirir lo poco que tenemos. La gente nos ayuda y lo otro, lo conseguimos con rifa o vendiendo cosas”, añadió Delia Vargas, del Merendero a Pulmón.
Ellos atravesaron un año bastante golpeados por las subas del pan, entre otros productos. Por ahora, esperan que la gente los siga ayudando con donaciones, ya que cada día, se hace más complicado, poder abastacer con los costos, tan elevados.