Una simple observación como: “noto que esto te angustia mucho”, una invitación directa como: “¿Querés hablarme de eso?”, dar a la otra persona el tiempo que necesite para contar lo que le parece importante o cualquier comentario que indique que estamos escuchando, como por ejemplo: “debió haber sido terrible pasar por todo eso”, pueden ser intervenciones necesarias para llegar a conocer lo que le pasa, lo que piensa y lo que siente, y en personas con pensamientos suicidas pueden ser la ayuda que requieren para poner en palabras su sufrimiento.
1. Habla sobre querer morir o matarse.
2. Conversa de que se siente vacío, desesperanzado o no tiene razón de vivir.
3. Está haciendo un plan o busca una manera para privarse la de vida, como por ejemplo, investiga en la Internet, guarda pastillas o compra una arma de fuego.
4. Expresa gran culpa o vergüenza.
5. Se siente atrapado o que no hay solución.
6. Siente dolor insoportable, ya sea físico o emocional.
7. Dice que es una carga para los demás.
8. Usa alcohol o drogas con más frecuencia.
9. Actúa ansioso o nervioso.
10. Se aleja de la familia y los amigos.
11. Cambia sus hábitos alimenticios y/o de descanso.
12. Muestra rabia o habla sobre buscar venganza.
13. Toma riesgos que pueden ser letales, como guiar demasiado rápido.
14. Habla o piensa sobre la muerte con frecuencia.
15. Proyecta cambios de humor extremos; cambia repentinamente de muy triste a muy tranquilo o feliz.
16. Regala pertenencias importantes.
17. Se despide de familiares y amigos.
18. Pone sus asuntos en orden, como hacer un testamento.
Si notas cualquiera de estos síntomas, no dudes en buscar ayuda, particularmente si el comportamiento es nuevo o ha aumentado recientemente.
La vida tiene un número 135
Centro de Asistencia al Suicida