Desde que inició el primer debate presidencial, se esperaba un enfrentamientos de ideas y cataratas de propuestas, entre aquellos candidatos que se mostraban fuertes en críticas desde todos los sectores.
Sin embargo, la presencialidad, proximidad, para nada generó eso que en diferentes programas, se pregonaba. Reinó la compostura y una especie de compañerismo, pese a tener objetivos distintos en el discurso.
Por ahora, se denota que los votos se mantienen como en las PASO, y la medición sigue igual.
Aunque todos buscan llevar más votantes, todavía las redes siguen siendo la plataforma para obtenerlos.