La situación en la Escuela Mistral 87, ubicada en La Mendieta, es alarmante debido a una serie de problemas que afectan directamente el funcionamiento del establecimiento. La infraestructura presenta fallos graves en la red de agua potable y en el suministro de energía eléctrica, además de sufrir deficiencias edilicias evidentes. La gravedad de la situación llevó a que recientemente los padres de los estudiantes tuvieran que retirar a sus hijos de la escuela y elevaron un enérgico reclamo a las autoridades pertinentes. Sin embargo, el descontento de la comunidad escolar se ve agravado por la inacción de las autoridades frente a estos problemas, ya que, según los reclamantes, los informes emitidos por la infraestructura del Ministerio de Educación de la provincia de Jujuy no han resultado en acciones concretas para solucionar los inconvenientes.
Por otro lado, la Escuela Normal de la capital jujeña también se ve afectada por deficiencias edilicias evidentes, como problemas en los techos y filtraciones de agua en algunas aulas, situación que se ha viralizado en las redes sociales, generando preocupación en la comunidad educativa.
Resulta alarmante y decepcionante que, frente a estas problemáticas, la diputada Mary Ferrín, quien ocupa la presidencia de la Comisión de Educación, haya expresado que para enterarse de las situaciones la gente debe acudir personalmente a la legislatura, en lugar de ella tomar la iniciativa de acercarse a las escuelas y conocer de primera mano las necesidades de la comunidad educativa. Esta actitud refleja un distanciamiento preocupante entre los legisladores y la ciudadanía, evidenciando una falta de compromiso con sus representados y una desconexión con la realidad que enfrentan las instituciones educativas.
Los vecinos llevan años denunciando esta falta de cercanía y compromiso por parte de los legisladores, quienes parecen haberse olvidado de la importancia de recorrer sus distritos y velar por los intereses de quienes los eligieron, limitándose a ejercer sus funciones desde la comodidad de sus oficinas, sin establecer un contacto directo y significativo con la comunidad. Esta situación refuerza la percepción de una clase política distante y desconectada de las necesidades reales de la población, lo que alimenta la desconfianza y el descontento ciudadano hacia las instituciones gubernamentales.
