Una frase que se escucha a diario, es la intención de huir de muchos jóvenes, en busca de nuevas oportunidades. Ni siquiera se recurre a la palabra “salir”, sino predomina, en muchos casos, “escapar”. En muchos casos, es también la respuesta de muchas familias, que logran desprenderse de sus tierras, para emprender, entre el dolor, el viaje hacia otro destino para vivir un poco mejor.
Sin embargo, es el grupo etario entre 23 a 40 años, el más sacudido por el clima económico-político de Argentina, según algunos relevos de datos brindados por especialistas.
La realidad es que hoy se hace imposible con el sueldo promedio del país, lograr acceder a la compra de un terreno o una casa, cuando el salario se deteriora ante los gastos diarios para subsistir.
La realidad supera a las palabras de nuestros abuelos y padres. Dónde nos decían: “estudiá que será más fácil tener bienes y una calidad de vida más alta”.
Hoy, tener estudios universitarios, para nada garantizan ese estilo de vida que se pregonaba en antaño. De hecho, se trabaja más horas y días, para poder llegar a fin de mes, al menos para mantener una calidad de vida pasable.
Hoy, hay una generación que se siente estafada por los políticos que han pasado por el país, hablando de mejoras. Y, lo más duro, es ver como un funcionario se eterniza en el poder, en tanto su sueldo se actualiza en forma, mientras los independientes y otros asalariados, son destruidos por la presión impositiva y el robo constante de sus metas, ante la nefasta actitud y aptitud de aquellos que pudiendo hacer algo mejor, no hacen nada o, son cómplices de las malas políticas económicas.
Hoy crece el descreimiento hacia los representantes. Al punto que se refleja en unísono: “ya nos perdieron…”
Por Juan Quispe 8 de agosto 2023